Sin ciudad, sin hogar, privado de patria, mísero, errante, mendigando el pan de cada día.
Una vez, mientras Diogenes Laercio tomaba el sol en el Craneo, Alejandro, deteniéndose frente a él, le ofreció: Pídeme lo que quieras.
-No me quites el sol, contestó Diógenes.
A quien le pregunto cuál era el momento más apropiado para comer, repuso: Si eres rico, cuando quieras; si eres pobre; cuando puedas.
EL BLOG SIN MIEDOS
4 comentarios:
excelente!!! besitos
Muy bueno.
Me ha encantado.
Besos
Aissss, si es perfecto!!! Una estocada a pleno.
Un beso desde Buenos Aires
Tiene una gran inteligencia ........disfrazada
Publicar un comentario