"Desnudo bajando la escalera". Marcel Duchamp
Lo recuerdo por calles cada vez más
frenéticas,
vendiendo el culo en bares y urinarios,
inyectándose morfina ya
en el pantalón directamente.
sus
ojos de pez podrido.
Su fino juego de billar.
Entró una noche en coma
en el "Trianón",
bajo un horizonte de putas violetas.
En realidad no es su gabardina
lo que me obliga a
cantar. Tampoco
sus cicatrices de ex soldado
de la República, su aire
tropical. Ni la pipa
protegida
que adquirió.
Son sus gritos
peludos, invocando
en la cumbre de la borrachera.
Y Raskolnikov contestando en el sótano.
Y los vasos que al estallar
clavaban en cristal contra la puerta
los nombres malditos
de todos los ejecutados.
El blog sin miedos
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