jueves, 3 de marzo de 2011

Al fin y al cabo no me va a quedar más remedio que perdonarte. Tengo que hacerlo.


No te escribo esta carta para llenar tu corazón de amargura, sino para vaciarla del mío. Por mi propio bien debo perdonarte. No puede uno mantener una serpiente viva devorándole las entrañas ni levantarse todas las noches a plantar espinas en el jardín del alma.


-Oscar Wilde-

No hay comentarios: