Anochecía y las cornejas volaban.
De pronto antojósele que estallaban en el aire, como balas fulminantes, unos ígneos globulillos, que giraban y giraban hasta fundirse en la nieve, entre el ramaje de la arboleda. Y entre ellos, multiplicándose, aproximándose, penetrándose, hasta que todo desapareció...
-Flaubert-
El blog Sin Miedos
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