Entre los últimos figuraba Pitón, una enorme serpiente que tenía su guarida en las cavernas del monte Parnaso y que se arrastraba causando el terror entre las gentes. Apolo le dio muerte con sus flechas, arma que hasta entonces sólo había utilizado para cazar pequeños animales, como liebres y cabras salvajes. En recuerdo de su hazaña instituyó los Juegos Píticos, donde el vencedor en las demostraciones de fuerza, velocidad o en la carrera de carros, era coronado con hojas de haya; porque Apolo aún no había adoptado el laurel como su árbol.
Señor del certero arco.
Dios de la vida, la poesía y la luz.
El Sol encarnado en humanos miembros,
radiante por su triunfo en la lucha.
El dardo acaba de ser disparado, la flecha brilla
con la venganza de los inmortales.
En una sola mirada del dios
se revelan el bello desdén, el poder
y la majestad que en sus ojos
y nariz con toda su luz resplandecen.
-Byron-
Marpin y la Rana
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