El soñador, imagen de Tomek Setowski
En las tardes azules de verano, iré por los senderos,
picado por el trigo, hollaré la hierba menuda:
soñador, sentiré el frescor en mis pies,
dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.
No hablaré, no pensaré en nada:
pero el amor infinito me subirá al alma,
me iré lejos, muy lejos, como un bohemio,
por la Naturaleza -feliz como una mujer.
-A Rimbaud, marzo 1870-
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