Un mujik dejó caer su hacha en el río, y, apenado, rompió a llorar.
El Espíritu de las aguas se compadeció de él, y presentándole un hacha de oro, le preguntó:
-¿Es la tuya?
Respondió el mujik:
-No, no es la mía.
El Espíritu de las aguas llevole otra de plata.
-Tampoco es ésa -dijo nuevamente el mujik.
Entonces, el Espíritu de las aguas llevole su propia hacha.
Viéndola, el mujik exclamó:
¡Es la mía!
Para recompensarle por su honradez, el Espíritu de las aguas le regaló las tres hachas.
De vuelta a su casa, el mujik mostró su regalo, contando aquella aventura a sus compañeros.
Uno de ellos quiso hacer lo que él; fue a la orilla del río, dejó caer su hacha y rompió a llorar.
El Espíritu de las aguas presentole un hacha de oro y le preguntó:
-¿Es la tuya?
El mujik lleno de gozo respondió:
-¡Sí, sí, es la mía!
El Espíritu de las aguas no le dio ni la de oro ni la suya, en castigo de haberle engañado.
-León Tolstoi-
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3 comentarios:
no hay moraleja
si hay
En que tiempo se da?
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