miércoles, 2 de mayo de 2012

Aunque las nubes cubran el cielo, El sol brilla siempre claro...

  
Tolstoi


 LOS DOS HERMANOS

Dos hermanos viajaban juntos; hacía el mediodía tendiéronse en el bosque para descansar.
Cuando despertaron, vieron cerca de ellos una piedra, con una incripción; la descifraron y esto fue lo que leyeron: "Que quien encuentre esta piedra camine por el bosque hacía el Oriente; en su camino hallará un río; que lo atraviese; a la otra orilla verá a una osa con sus oseznos; que coja los oseznos y escape a la montaña sin volverse. Allí verá una casa, y en aquella casa encontrará la dicha".
Pero el mayor replicó:
- No iré en busca de los osos, ni te aconsejo que lo hagas. En primer lugar, porque nada prueba la veracidad de esta incripción, que acaso sea una broma; en segundo, porque es muy posible que la hayamos leído mal; y en tercero, aun admitiendo que eso sea la verdad, pasaremos la noche  en el bosque, no hallaremos el río y nos extraviaremos. Y aun cuando hallásemos el río, ¿podriamos pasarlo? Quizá sea muy ancho y su corriente rápida. Mas, dado que lo pasásemos, ¿crees cosa fácil apoderarse de los oseznos? La osa nos degollaría y en vez de la dicha, encontraríamos la muerte. Por otra parte, aunque consiguíeramos apoderarnos de los oseznos, no  nos sería posible escapar sin que descansásemos sino hasta haber llegado a la montaña. Por último, allí   no se ve qué dicha es la que se encuentra en aquella casa; quizá sea una dicha de la que nada podamos hacer.
Y el hermano menor repuso:
-No soy de tu opinión; sin objeto no se escribió eso en esta piedra. El sentido de la incripción es claro y preciso. Desde luego, no hay que correr tan gran peligro. En segundo lugar, si no vamos nosotros podrá otro descubrir esta piedra, hallar la dicha en lugar nuestro y nosotros no obtendremos nada. Por otra parte, nada se consigue en el mundo sin esfuerzo. Y, además, yo no quiero pasar por cobarde.
A lo que dice el hermano mayor:
-Sabes el proverbio:"La codicia rompe el saco", o aquel otro:"Más vale pájaro en mano que ciento en el aire."
Replicó el menor:
-Y yo he oído decir: "Quien no se arriesga no pasa la mar", y también: "Bajo una piedra inmóvil no corre el agua." 
Pero me parece que es hora de partir.
Marchó el menor y el otro se quedó.
Un poco más lejos, en el bosque, el menor encontró un río, lo atravesó, y junto a la orilla vio una osa que dormía; cogió los oseznos  y sin volver la cabeza, echó a correr hacía la montaña.
En cuanto llegó a la cima, una multitud de gente salió a su encuentro y transportole a la ciudad, donde se le nombró rey. Reino cinco  años; al sexto, otro soberano más fuerte que él, le declaró la guerra, se apoderó de la ciudad y le expulsó. Entonces, el hermano menor erró de nuevo y volvió a la casa del mayor, que vivía pacificamente en el campo, ni rico ni pobre.
Ambos hermanos sintieron mucho gusto contándose su vida.
-Bien ves -díjole el mayor- que yo estaba en lo cierto. He vivido sin sobresaltos, y tú, que fuiste rey, piensa cuán atormentada fue tu vida.
Respondió el menor:
- No deploro mi aventura del bosque; cierto que ahora ya no soy nada; pero tengo, para embellecer mi vejez, el corazón lleno de recuerdos, mientras que tú no los tienes.

-León Tolstoi-
Blog Sin Miedos 

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