En todas las obras naturales hallamos una polaridad, es decir, una acción y una reacción: en las tinieblas y en la luz; en el calor y el frío; en el macho y en la hembra. Una inevitable dualidad divide a la naturaleza en dos partes iguales, por lo que toda cosa es una mitad e indica la existencia de otra que la completa: hombre, mujer; dentro, fuera; reposo, movimiento.
Igual dualidad sustenta la condición del ser humano. Todo lo que es dulce tiene su dosis de amargor. En todos nuestros fracasos, hemos obtenido algún otro beneficio; y por todo lo que ganamos, perdemos algo. No podemos causar mal sin sufrir algún daño. Amemos y seremos amados. Nuestra fuerza nace de nuestra misma debilidad. El ser humano es un todo. Todo tiene dos caras: la mala y la buena. Aún puedo amar; todavía puedo recibir; y el que ama hace suya la grandeza del que ama.
El blog Sin Miedos y el atardecer
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