sábado, 30 de julio de 2011

Nuestro discurso simplemente sugiere... La fábula de El asno y el viejo.


Montado en un viejo en un asno, vio al pasar un prado de hierba crecida. Deja libre al animal, y el borrico se precipita a través de la blanda hierba, revolcándose, frotándose, brincando, cantando y comiendo. Entre tanto llega el enemigo.
-¡Huyamos! dijo el viejo.
¿Por qué? -responde tumbón-. ¿Tendré que llevar doble montura o doble carga?
-No-repuso el viejo, mientras corría a campo  traviesa.
-Pues ¿qué me importa entonces a quién pertenezco? -dijo el asno-. ¡Sálvate tú y déjame a mí comer tranquilo!
(Nuestro amo, enemigo es nuestro)


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