Jamás se hace el mal tan plena y alegremente como cuando se hace por (un falso principio) de conciencia.
¿Qué diferencia entre un soldado y un cartujo, en cuanto a la obediencia? y en ejercicios igualmente penosos. Porque son por igual obedientes, y en ejercicios igualmente penosos. Pero el soldado tiene siempre la esperanza de convertirse en señor, y no llega a ello nunca, porque hasta los capitanes y principes son siempre esclavos y dependientes; pero él espera siempre y trabaja siempre; mientras el cartujo hace voto de no ser nunca otra cosa que dependiente. Y así no difieren en la servidumbre perpetua que los detiene siempre, sino en la esperanza, que el uno tiene siempre y el otro nunca.
El blog sin miedos
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