Un perro de caza atrapó una liebre, y tan pronto la mordía como le lamía el hocico. Cansada la liebre de este juego, le dijo:
-¡Deja de morderme o de besarme, para que yo sepa si eres mi amigo o mi enemigo!
Aplícase esta fábula de Esopo, al hombre y mujer de conducta equívoca.
El blog sin miedos
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