procedente de un almacén que guardaba medio millar de esas piezas desde la Guerra de Secesión norteamerica (1861-1965).
Estas armas fueron empleadas por la tribu birmana de los Kachin que luchaba junto a los aliados para librarse de la invasión japonesa. Los integrantes de este grupo deseaban vengarse de los nipones porque éstos habían destruido sus aldeas y mutilado a mujeres y niños.
Los norteamericanos decidieron entregar armas a estos nativos, pero se encontraron con la dificultad que no conseguían aprender el manejo de las armas autómaticas. Como estaban familiarizados con el uso de las escopetas, el capitán Carl Eifler solicitó a Washington el envío de fusiles de avancarga, es decir, en los que se introduce la munición por la boca del cañón. De este modo, los Kachin podían elaborar su pólvora y fabricarse sus propias balas, además de la posibilidad de emplear tornillos y tuercas para este cometido.
Los encargados de material pidieron más explicaciones, al no ser habitual una solicitud de este tipo, pero ante la insistencia del capitán Eifler inciaron la búsqueda de los fusiles. Los encontraron en un viejo depósito de armas, en el que aún permanecían en sus cajas originales quinientos fusiles que no habian sido disparados nunca y destinados en su día a aprovisionar a las tropas nordistas en su lucha contra los confederados.
Los Kachin recibieron con alegría sus nuevas armas y las emplearon contra los japoneses durante toda la campaña de Birmania.
-J. Hernández-
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