"¡Niña, niña! ¡No más! Como azuzados por invisibles espíritus corren raudos los caballos del tiempo arrastrando el carro leve de nuestro destino, y a nosotros sólo nos queda retener animosos las riendas y dirigir el carro tan pronto a la izquierda como a la derecha, salvándolo aquí de una piedra,
allí de un vuelco.
¿Adónde va? ¡Apenas recuerda de dónde viene!"
El blog sin miedos.
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