martes, 29 de noviembre de 2011

Primera parte. EL UNICORNIO POSEE una virtud singular: puede ingresar en nuestros sueños y allí hablarnos.



Atiende entonces, oh Soñador, cuando el Unicornio se te aparezca. Aunque su palabra difiere de todas las del Hombre "y de la Mujer" , podrás comprenderlo.
Sus actos conciernen a muy pocos, y sus pasos son tan leves que sus idas y venidas apenas se advierten. La mayoría de nosotros no repara en la inmediatez con que nos sigue. Pero queda el periadham, extraño y adecuado objeto. Claro y esférico como cristal, de tamaño no mayor que un guijarro. Es suave, pero de forma imperfecta, como algo natural. Si hallas tal cosa, sabes que ha pasado el Unicornio: deja esas señales para quienes saben.
El Unicornio se transforma en el esplendor de su soledad. Manifiesta su entusiasmo con grandes saltos que bestia alguna iguala en el reino animal, y así revela ese terrible abandono antiguo, que forma el natural oculto de la creatura; comtemplarlo produce calma, parece desafiar voluntariamente las leyes naturales que permiten a la Tierra apropiarse y abatir velozmente las cosas todas.
Sin embargo,  el rostro de la bestia jamás pierde su expresión serena en medio de tan arriesgado despliegue. El Unicornio especialmente ama la yerba de la lavanda...

El blog sin miedos
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