martes, 16 de julio de 2013

Felicidades, Carmen.

He preferido insertar esta carta para dar fe no sólo de que los de entonces, los que vivían en tiempo de Plotino, pensaban que se pavoneaba no siendo más que un plagiario de las doctrinas de Numenio, sino también de que lo tenían por un charlatán de pies a cabeza y de que lo despreciaban porque no entendían su pensamiento y porque su estilo estaba exento de toda teatralidad sofística y de toda pretensión porque en clase adoptaba el tono de la conversación y no hacía demasiado ostensible para nadie la concatenación lógica de sus razonamientos.



                                               Marpin y la Rana.

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