Como cuando Alcides, el equelio,
envenenado por la ponzoñosa túnica,
arrancaba de cuajo los pinos de Tesalia,
loco de dolor, y arrojó a Licas desde la cima
del monte Eta al mar Euboico.
Los propios dioses se entristecieron al ver al campeón de la tierra acabar de ese modo.
- Y ¿cómo debo llamarla, señora? preguntó Hércules.
- " Mis amigos me llaman "Felicidad" -respondió ella-.
Pero los que me odian me llaman "Vicio"
El Blog sin Miedos