Y abandona a causa del calor su temible apariencia,/ Que de verla, el Simio estaba aterrado por completo,/ Y habría huído de pavor todo desmayado,/Pero el Zorro con osadas palabras le hizo detenerse, / Y le rogó que prescindiese de toda cobardía...
Apenas podía el Simio hablar aún, tanto temblaba, /Y como pudo preguntó que bien vendría,/ De donde nada sino miedo y muerte se mostraban./ Ahora (dijo él), mientras el León duerme tranquilo,/Podemos tomar del suelo su Maza y su Corona,/ Y también su piel, terror del bosque,/Con lo que podemos (si bien consideramos) / Hacernos Reyes de las Bestias, y señores de todas las florestas,/Sujetas a ese poder imperial.
BLOG SIN MIEDOS