domingo, 31 de marzo de 2013

...y le respondí: "Si algo tuviese usted que reprenderme, yo se lo agradecería grandemente." El se estremeció, enrojecióle la sangre su tez aceitunada... Honoré de Balzac.


El mismo Cristo, por S. Mateo, cap. V, nos manda que no sólo suframos a nuestros enemigos, sino que los amemos como a nuestros hermanos: Diligite inimicos vestros.

                                                               Marpin y la Rana

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